Cada año, la PUCP lanza el Concurso Anual de Proyectos (CAP) con el fin de incentivar la creación de proyectos entre los miembros de la comunidad universitaria. El concurso, organizado por el Vicerrectorado de Investigación (VRI), hace entrega de una suma de dinero y brinda talleres para ayudar a los equipos a lograr sus objetivos.
Este año, uno de los flamantes ganadores del CAP de Innovación 2023 en la categoría de Preincubación es el grupo liderado por el docente del Departamento Académico de Ciencias, el Dr. Omar Ortiz, con el proyecto: “La Mochila Científica”.
“La idea parte de distintas cosas que he vivido a lo largo de la carrera”, asegura el docente. Y es que, para llegar a concretar este proyecto, se ha visto inspirado por su etapa de pregrado y postgrado.
“Cuando estaba en pregrado formaba parte del programa ‘La mañana científica’, donde les mostrábamos experimentos a alumnos de secundaria que visitaban la PUCP (…), un público adolescente para el que probablemente no hay productos educativos que contengan experimentos. Allí vi el primer potencial”, explica.
Además de aquella primera impresión, se sumó la estancia que realizó el 2022 en la Universidad de Valencia en España en la que conoció el proyecto llamado “El maletín científico”, que llevaba bastantes años funcionando.
Se trata de un maletín que contiene experimentos como recursos para que los docentes desarrollen sus clases. Luego de su uso, el maletín va viajando a distintas instituciones a lo largo del año.
Es así como, tras conocer el “Maletín científico” y recordar las experiencias en la mañana científica, nace la idea de adaptar el proyecto a la realidad peruana. La idea es desarrollada en conjunto con Jimena Vargas, egresada de la PUCP y especialista en políticas educativas, con quien el docente trabajó para concretar el proyecto.
“Cambiamos el nombre a ‘mochila’ para hacer alusión a la diferencia del contexto. Acá queremos llevarlo a zonas de escasos recursos donde la mochila podrá tener alto impacto. Por ejemplo, zonas donde existe la posibilidad de acceder al programa Beca 18 para estudiar carreras en ciencia y tecnología”, señala.
Dentro de la mochila planean incluir material informativo sobre las oportunidades para aplicar al programa Beca 18 y kits de experimentos para los estudiantes.
“La mochila es un conjunto y dentro tiene 6 kits. La idea es que la mochila llegue al aula, el profesor haga su clase, y después reparta los kits de experimentos en grupos de 4 o 5 estudiantes”, explica el docente.
Además, la maleta puede ser adaptada para diferentes temas científicos.
“Estamos haciendo un kit de “Luz y óptica”, pero también podría haber uno de electromagnetismo, otro de los fluidos, puede hacerse de distintas cosas”, asegura.
El objetivo del proyecto es llegar a un grupo que no está atendido por estos productos científicos, ya que solo se realizan dos tipos:
Por una parte, están los experimentos educativos que tienen apariencia de juguete y suelen ser para la población de 12 años a menos, haciendo que, una vez llegada la adolescencia, se pierda el interés en ellos.
Por otro lado, están los productos que apuntan a un nivel universitario, que tienen las características de instrumentos científicos, pero los costos suelen ser elevados.
El equipo, entonces, quiere llenar ese vacío detectado en el mercado para beneficiar a los adolescentes interesados por las ciencias.
El profesor Ortiz no se encuentra trabajando solo, pues, si bien es el líder del proyecto, también son parte fundamental del grupo la Mg. en políticas públicas Jimena Vargas; la estudiante de física y colaboradora del Grupo de Óptica Cuántica Verónika Paitán; y Doris Paitán, profesora del curso ‘Ciencia y Tecnología’ en un colegio limeño.
Para este equipo, el desarrollo de la “Mochila científica” es importante ya que “sería un implemento más a los cursos de ciencia y generaría una mayor motivación”.
El Dr. Omar Ortiz comenta que el componente social fue lo que puso en marcha el proyecto; sin embargo, la idea ha ido cambiando gracias a los talleres que el CAP organizó para los postulantes.
De esa manera, además de que la mochila llegue a zonas vulnerables y sirva para los estudiantes de secundaria, se venderá también como un producto comercializable.
Así, se podrá financiar el envío de la mochila a diferentes zonas del país, gracias al ingreso que generen las ventas usando un modelo “compra uno, dona uno”.
“Un padre o madre de familia que compra este kit para su hijo está financiando, en el costo de la compra, el uso de este kit en una zona de alto impacto”, explica.
Gracias al trabajo en equipo y el apoyo recibido por el CAP y el Departamento Académico de Ciencias, el proyecto está dando sus primeros pasos y ya contempla el prototipado de su primer kit sobre “Luz y óptica”.
“Estamos en el proceso de contactar a alguien para hacer el diseño del producto (…). Queremos encontrar un equilibrio entre estos dos objetivos: hacer un producto atractivo para comprar y que al mismo tiempo (…) sea posible de enviar a distintas zonas, porque el aspecto social es de donde parte este proyecto”.
Además de preparar un diseño atractivo y viable para la mochila, el docente comenta que también están encaminados a hacer las primeras pruebas con usuarios reales.
A la fecha ya han realizado entrevistas a padres y madres de familia sobre el producto.
“Todos dicen: 'Claro que compraría un producto validado por científicos de la católica'. Resulta bastante claro que sí hay (…) un público muy interesado”, afirma.
Es por ello que, el docente y su equipo no descartan postular en los próximos años nuevamente al CAP de innovación, pero esta vez en su modalidad de Incubación.