“Acoger a Jesús exige dirigir la mirada hacia la realidad de un mundo cambiante. Dirigir la mirada hacia los más frágiles y vulnerables de este mundo, a los heridos del camino, a los excluidos y descartados. Por eso, nos unimos como pueblo creyente, confiando en Dios que es amor y que hace nuevas todas las cosas, conscientes de que nuestras manos solidarias y corazón comprometido ayudan en la construcción del reino prometido”.
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