Fuente: Portal del Profesorado
Durante la pandemia, muchos docentes PUCP pusieron en práctica nuevas maneras de evaluar a sus estudiantes y evitar, así, que incurran en faltas a la integridad académica. Aquí presentamos algunas de estas experiencias.
El plagio es una práctica que perjudica a toda la comunidad universitaria. En primer lugar al propio alumno, pues no le permite conocer cuánto ha aprendido. Asimismo, el docente no puede saber realmente de qué manera sus estudiantes están asimilando los conocimientos. En un plano más general, la propia Universidad se ve afectada en cuanto a la calidad de su formación, las posibilidades de gestión de nuevo conocimiento y, en casos extremos, su prestigio.
Desde la PUCP, buscamos que nuestros estudiantes desarrollen el pensamiento crítico y la reflexión. En ese sentido, las evaluaciones deben orientarse no solo a evaluar los conocimientos adquiridos, sino más bien a evidenciar el proceso de análisis y aplicación de estos conocimientos a nuevos entornos y realidades. De este modo, no solo se favorece la práctica de la integridad académica, también se impulsa un ambiente de aprendizaje que contribuye a una formación integral.
Es por ello que nuestros docentes PUCP muestran su creatividad e innovación al implementar buenas prácticas de evaluación a fin de prevenir la posibilidad de que los alumnos incurran en faltas a la integridad académica. Aquí te presentamos tres experiencias de ello.
Lea en el artículo completo las experiencias de los siguientes docentes: