Durante el 2023, la profesora e ingeniera química, Pilar Montenegro, identificó un vacío por resolver en el nivel educativo de niños de un Asentamiento Humano en San Juan de Lurigancho.
Su motivación por aportar en la formación de esos niños la inspiró a presentar el proyecto “Descubriendo el mundo con mis experimentos”, iniciativa que ganó el Fondo RSU desde la PUCP 2023, y con la cual pudieron dictar clases de ciencias básicas a niños de cuarto y quinto de primaria en el Asentamiento Humano Juan Pablo II.
La experiencia fue tan exitosa que este año la docente decidió ampliar el proyecto y presentar otra iniciativa que sea el complemento del anterior. Esto con la finalidad de seguir sumando a la educación de toda la comunidad.
Este nuevo proyecto, ganador de uno de los Fondos RSU 2024, tiene por nombre: “Ollitas de experimentos para aportar a mi comunidad”.
A diferencia de la iniciativa del 2023, que buscaba formar en ciencias básicas a niños y niñas de primaria, esta iniciativa está enfocada en las madres de familia. De esa manera, podrán ser ellas en un futuro cercano quienes continuarán inculcando el conocimiento en los más pequeños.
“Uno de los resultados del año pasado fue la preocupación de las madres por el aprendizaje de sus hijos, entonces quisimos intensificar esa fortaleza para que la educación de los niños en la ciencia también tenga una base en las madres (...). [Es por eso que] este proyecto trata de la vinculación de madres e hijos en actividades científicas para reforzar la educación en la ciencia de los niños (...)”, sostuvo la docente.
Esta vez las madres de familia no solo ayudarán a preparar los desayunos nutritivos o asegurarán la asistencia de los niños a las sesiones. Ahora tendrán un rol mucho más activo, siendo también las alumnas que recibirán los conocimientos de los docentes y aplicarán los experimentos.
Se busca involucrar tanto a madres como niños en actividades científicas mediante talleres centrados en temas como medioambiente, presupuesto, energía y fabricación de productos.
El objetivo es que esos conocimientos aprendidos puedan ser luego utilizados como herramientas para la mejora de las ollas comunes y su entorno en general.
Además de las sesiones de experimentos, las madres recibirán charlas sobre valores familiares y sobre diferentes maneras de incentivar el desarrollo de las ollas comunes que lideran. Los talleres incluirán refrigerios saludables, experiencias prácticas y material educativo.
Para este nuevo proyecto, el equipo de la PUCP tuvo que asistir nuevamente al Asentamiento Humano Juan Pablo II para conversar con las madres de familia y explicarles la nueva iniciativa y su dinámica.
La profesora comenta que ellas aceptaron participar sin pensarlo dos veces.
“Las madres están encantadísimas después del proyecto del año pasado (...). Están contentas de que volvamos a estar con ellas. Nos dicen siempre: ‘no se olviden de nosotras, queremos seguir fortaleciendo la educación de nuestros hijos’”
Otra grata sorpresa para los miembros del proyecto fue la algarabía con la que fueron recibidos.
“Desde el año pasado que no los vemos, y apenas nos vieron empezaron a cantar la canción del proyecto pasado. (...) Nos encantó ver cómo los niños se acordaban de nosotros y cómo querían seguir con esto de los experimentos”, recuerda.
A la fecha, ya se han realizado los dos primeros talleres: “Ayudo al medio ambiente produciendo compost”, sobre los usos y beneficios de este fertilizante orgánico, y “Cálculo del presupuesto familiar”, sobre la elaboración de presupuestos para su comunidad.
La docente Montenegro da cuenta de lo fructíferas que han sido las sesiones:
“(...) Hemos tenido muy buena acogida. Han ido más madres de lo esperado. Solo esperábamos a 20 madres y 20 niños, pero han ido 30 madres y 45 niños”, comenta aún con sorpresa.
Si bien han realizado ajustes en este nuevo proyecto, también han decidido continuar con los recursos que les sirvieron el año pasado para transmitir los conocimientos a los más pequeños, como el uso de canciones para cada tema científico y dinámicas de aprendizaje.
La profesora es consciente de todo el despliegue de habilidades que debe realizar para cumplir la misión que se ha propuesto con este proyecto, pero sostiene que el esfuerzo adicional es justificado, pues de no integrar canciones o dinámicas en las sesiones, el conocimiento impartido no sería captado de la misma forma.
Para su sorpresa, esa metodología ahora la está ayudando en su labor docente, pues asegura que aplica las mismas estrategias con sus alumnos de la PUCP.
“Yo les cuento a mis alumnos del proyecto, y al hablar de reacciones les digo: “les voy a cantar la canción de reacciones”, y les canto, y todos se quedan calladitos, pero sí les queda la información”, menciona entre risas. Y añade: “Ya hay varios profesores que lo están implementando en sus quehaceres pedagógicos”.
Así como han habido algunos cambios, el equipo original del proyecto también ha sido modificado. Algunas personas no pudieron continuar en esta nueva iniciativa, pero también se han sumado nuevos talentos.
Lo que sí continúa intacta es la plana docente integrada por los profesores Pilar Montenegro, Luis Vilcapoma y Roy Sanchez, quienes impartirán los conocimientos de química, física y matemáticas, respectivamente.
Además de ellos, el equipo de trabajo está conformado por Ana María Yepez y Daniel Yánac, Jefes de Práctica de la Sección Química; Gustavo Ulloa, profesor de ciencias de la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo; Elizabeth Advíncula y Roxana Terbullino, educadoras de la PUCP y de la UNMSM, respectivamente; Moraima Domínguez, trabajadora social del Centro de Asesoría Pastoral Universitaria (CAPU-PUCP); Ana Farfán, asistenta administrativa de la Sección Química; y Jaroslav Valer, estudiante de comunicaciones de la PUCP.
Se suman y completan esta lista los voluntarios de CAPU-PUCP.
La profesora está ansiosa por continuar con el desarrollo del proyecto, pero también por incentivar a sus alumnos a que presenten proyectos con enfoque de responsabilidad social.
“(...) Siempre les hablo en clase, porque los estudiantes también pueden postular a los fondos, así que su trabajo y su conocimiento lo pueden dar a los demás. [No queremos] que se les quede aquí nada más, en su mundo, cuando hay una sociedad por mejorar (...) Ahorita están haciendo algo muy bueno, están llenándose de conocimientos, pero qué van a hacer con eso, tienen que llegar a los demás. Eso es lo que le va a dar el plus a su profesión”, asegura.
La docente se muestra esperanzada en que los resultados obtenidos serán mucho mejores que los del proyecto anterior.
“Yo veo estos proyectos de responsabilidad social como un colibrí, ese colibrí que poliniza en una flor y después va a otra flor, y luego a otra, y a otra, y así trasciende. Así debemos ser nosotros, como el colibrí, trascender. Hacer una cosa en un lugar, pero que no quede allí, sino seguir ayudando a otros”, finaliza.